La Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, es un edificio construido en
piedra durante el siglo XVIII, como sede de la primera fábrica de tabacos
establecida en Europa, constituye una de las más espléndidas representaciones
de la arquitectura industrial del Antiguo Régimen. Desde mediados del siglo XX,
alberga la sede del Rectorado de la Universidad de Sevilla y de algunas de sus
Facultades.
Construcción
Es uno de los
de mayores edificios y mejor arquitectura de su género en España, a la vez que
uno de los más antiguos de esa tipología que se conservan en Europa de la época
del Antiguo Régimen.
La fábrica se
ubicó extramuros de la ciudad, junto a la Puerta de Jerez. Se inició su
construcción el año 1728, su diseño y construcción fue debida a ingenieros
militares procedentes de España y de los Países Bajos, concretamente:
- Ignacio Sala, que redactó el proyecto inicial en 1725. De su proyecto sólo se ejecutó la cimentación y la canalización del arroyo Tagarete que corría por la actual calle San Fernando.
- Diego Bordick Deverez, sustituyó a Sala entre 1731 y 1750, realizó un nuevo proyecto, para tratar de dar cabida a nueva maquinaria de mayor tamaño. Realmente solo se trabajó en la construcción, durante este período, unos dos años, entre 1733 y 1735.
- Sebastián Van der Borcht, se hizo cargo de la construcción a partir de 1750, pudiendo ser considerado como autor de la parte fundamental de la construcción de la fábrica.
En la
construcción de muros, pilastras, arcos y otros elementos se usó la piedra de
Morón en sustitución de la piedra martelilla que estaba prevista por resultar muy
frágil y defectuosa.
La factoría
quedó desfasada casi desde su inicio, pues fue concebida para la fabricación de
tabaco en polvo, los gustos cambiaron a lo largo de los treinta años de su
construcción, imponiéndose el consumo de cigarros, que no se adaptaba
plenamente a la nueva fábrica.
Descripción arquitectónica
En España sólo
el monasterio de El Escorial, que ocupa un área de 207 x 162 metros, supera su
tamaño, el recinto se encuentra rodeado en tres de sus lados por un foso que lo
aísla del exterior, presenta alzado en dos plantas y entresuelos en las áreas
residenciales.
Arquitectónicamente
destaca su esquema general de referencias renacentistas, con aires herrerianos
en su planta, patios y detalles de remate de las fachadas. Sus fachadas
realizadas en cantería, se encuentran moduladas por pilastras que se elevan
sobre un pedestal que recorre el inmueble.
En el edificio
se pueden distinguir dos zonas diferentes, una primera área dedicada
propiamente a la actividad de fabricación que ocupa dos terceras partes del
edificio y por otro lado una zona que puede ser denominada “palacial”, que
correspondería a la entrada por la calle San Fernando, que comprendía
vestíbulo, almacenes y viviendas.
En su fachada
principal se aprecia la influencia del estilo barroco, presenta una portada con
doble columnas a cada lado y en la planta superior, balcón balaustrado y remate
con tímpano decorado con atributos reales. Por encima, se levanta una estatua
de la fama, y jarrones de azucenas, obras de Cayetano de Acosta. En el arco de
ingreso se destacan relieves con temas relacionado a la historia y elaboración
del tabaco.
El interior de
la zona de fábrica estaba primitivamente dividido en grandes naves, alguna de
las cuales medía más de 150 metros de largo. La zona noble contenía dos
viviendas para el superintendente y el director de la fábrica en las zonas
extremas en el centro tras la entrada principal se encontraba la zona de
oficinas, en donde se encuentra una gran escalera doble que termina en el
actual paraninfo de la universidad. En 1956 Antonio Cano Correa y su mujer
Carmen Jiménez Serrano esculpieron la ornamentación de las nuevas puertas que
se abrieron en las fachas este, sur y oeste de la antigua Real Fábrica para ser
portadas de las nuevas facultades de la Universidad de Sevilla,
correspondientes a Filosofía y Letras.
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