jueves, 18 de octubre de 2012
Mastabas
La arquitectura del antiguo Egipto floreció por primera vez con la
unificación del Alta y Bajo Egipto, bajo el reinado del primer faraón, Menes.
Las primeras evidencias de la arquitectura monumental egipcia durante el
transcurso del Imperio Antiguo (3200- 2680 a.C.), aparecieron en forma de
mastabas. La religión egipcia enseñaba que la vida física era temporal,
mientras que la espiritual era eterna, por lo que esos monumentos para la
eternidad tenían que perdurar.
Los templos y tumbas se convirtieron en el centro de esta creencia: las
tumbas proporcionando una puerta hacia la vida eterna y los templos como casas
de los dioses. Esto aseguro su cuidadosa planificación, diseño y decoración,
que combinaban la estética con la funcionalidad. Las ciudades y palacios del
Antiguo Egipto se han perdido en el olvido, pero sus casas espirituales aun
inspiran a la arquitectura moderna.
Mastabas
La mastaba se diseñaba siguiendo el patrón de las casas del Antiguo Egipto. Consistía
en un túmulo con varias habitaciones pequeñas, que cubría una amplia fosa,
proporcionando espacio tanto para el fallecido como para sus provisiones para
la vida futura. La estructura consistía en pilares de madera y adobe tosco,
cubiertos de cascotes y un muro de adobe.
Cámara mortuoria
La seguridad de la tumba cobro mucha importancia durante las dinastías II y
IV (2780-2565 a.C.), y por tanto, las innovaciones arquitectónicas se
concentraron en el interior de la mastaba. Se simplifico el exterior, mientras
que la cámara mortuoria en sí misma, se tallo en roca y se protegió con medidas
como rastrillos de piedra.
Fachada de palacio
La mastaba real solía contar con una fachada con salientes y entrantes
alternativos, se supone que imitando los paneles de madera de los primeros
palacios. Después de todo, la tumba era la residencia terrenal del espíritu del
rey. En realidad, estaba hecha de adobe y su origen puede deberse a la
influencia de la arquitectura mesopotámica. Con frecuencia se pintaban en vivos
colores y restos de esa decoración exagerada han sobrevivido hasta nuestros días.
Puerta falsa
La tumba alojaba al fallecido eternamente y una puerta falsa
(una imitación en adobe o piedra de una puerta de madera, ubicada en la
fachada) permitía a su espíritu
entrar y
salir a voluntad. La puerta, que generalmente se colocaba en la cara este, daba
al Nilo, permitiendo al espíritu viajar por el rio.
Cementerios
La IV dinastía (2680-2565 a.C.) fue testigo de la aparición de
cementerios de mastabas comunes junto con tumbas reales. Los ocupantes de las
mastabas eran oficiales de alto rango y las tumbas incluían una pequeña
capilla, frecuentemente nicho simple con una mesa para depositar las ofrendas a
los fallecidos.
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