viernes, 28 de febrero de 2014

El Real Alcázar de Sevilla I

viernes, 28 de febrero de 2014


Constituye el Alcázar uno de los edificios más insignes, notables y antiguos de los existentes en Sevilla, además de los más complejos por la variedad de construcciones que contiene, pertenecientes a distintas épocas y estilos, consecuencia lógica de la continua serie de reformas y modificaciones de sufrió a los largo de los muchos años de historia que tiene.

Con respecto a su fundación, dice González de León que es antiquísima y no hay memoria de ella, lo que concuerda con otros historiadores que coinciden en señalar que los orígenes del magnífico palacio árabe son desconocidos si nos atenemos a una estricta, exacta y rigurosa verdad histórica. 

De ahí, que cierto grupo de autores expliquen su origen diciendo que éste se remonta a la época romana al estar insertada dentro de lo que podía denominarse la ciudad militar o Acrópolis, lugar que constituía en circunstancias normales la residencia de los gobernantes romanos. A este respecto, el historiador Don José Gestoso Pérez, nos dice que es un hecho que los descubrimientos arqueológicos de mayor interés verificados en Sevilla, han tenido lugar en las inmediaciones del Alcázar y bien próximos se hallan a él los notables subterráneos de las Calles Borceguinería, hoy Mateos Gago, Don Remondo y Abades, justamente con los colosales fustes descubiertos por completo en la calle Mármoles. En uno de los patios del Alcázar actual, se descubrió la interesantísima estatua de Isis con Horus.

Otros autores indican que el origen del Alcázar se puede encontrar en el siglo VI, época visigoda, a causa de que en los que constituye Patio de Banderas, existía una basílica denominada de San Vicente en la que estuvo enterrado el cuerpo del Patrón de Sevilla, San Isidoro, y que se mantuvo en pie hasta el siglo IX.

Pero lo cierto y al margen de éstas y otras opiniones sobre el origen y fundación del Alcázar, es que sus trazas son esencialmente árabes, aunque con el paso de los años, se construyesen, desde la reconquista de Sevilla el 23 de Noviembre de 1248 por el Santo Rey Fernando III, otras edificaciones de distinto estilo. Hasta esta fecha tan señalada para la historia de la ciudad de Sevilla, el Alcázar constituye la residencia o la morada permanente de príncipes y altos dignatarios de la Sevilla islámica, debido, entre otras causas, a las bondades de todo tipo que entonces ofrecía la misma.

El origen del Alcázar y por tanto su construcción, se inicia en la denominada Alta Edad Media (913-914), cuando estando reinando el Emir Abd-al-Rahman II se construye la primera fortaleza militar que más adelante se transformaría en residencia del gobernador, esto ya durante el reinado de Abd-al-Rahman III. Esta residencia o Dar-al-Imara, alcanzaba hasta el actual Patio de Banderas, según el cronista musulmán Al-Himyari, y tenía una gran solidez interior y exterior ya que se encontraba protegida por una muralla de una altura muy considerable y defendida por torres de gran resistencia a los ataques que podrían realizarse desde fuera de su recinto.

La historia del Alcázar va íntimamente ligada a la de Sevilla, hasta el punto de que el hecho de que la ciudad de Córdoba alcanzara un gran desarrollo y una gloria muy apreciable durante el califato, produjo como consecuencia el que la importancia de Sevilla descendiera de forma notable como lo demuestra que el Alcázar se convirtiera en residencia de un walí o funcionario de poca categoría.

La conquista de Sevilla por los almorávides en 1091, vuelve a darle notoriedad al Alcázar gracias a las obras que se realizan en torno al mismo, como la construcción de la gran muralla que todavía existe en parte y que comienza en la Puerta del León y concluye en la Plaza de la Alianza. Estas realizaciones se llevaron a efecto gracias al Rey de Marruecos Ali Ben Yusuf, que convirtió a Sevilla en el virreinato de toda la península Ibérica y cuyo hijo Rachid fue el virrey.

Algunos años después, 1147, y a causa de que lo almohades derrotan a los almorávides, Sevilla es ocupada pasando a depender del Imperio de Marruecos, en cuyo poder estuvo hasta 1212 en que fueron derrotados los árabes por el rey Alfonso VIII en la batalla de las Navas de Tolosa, pasando a manos de los cristianos el 23 de Noviembre de 1248 en que el Rey Fernando III el Santo la reconquista y fijó su residencia en él. El citado rey realizó en éste algunas reformas como el levantamiento de varias dependencias y la decoración de otras.

A la muerte del Rey Santo en 1252, le sucedió en el trono su hijo, Alfonso X, llamado el Sabio, que vivió y murió en el Alcázar y constituyo en el mismo nuevos departamentos, como un conjunto de tres grandes salones góticos, haciéndolo sobre una parte del palacio almohade. Esto es lo que hoy se conoce como Palacio Gótico o salones de Carlos V, pero que en tiempos de su realización se denominaba Cuarto del Caracol.

El rey Alfonso XI, también dejo una huella importante en el Alcázar, ya que en el año 1340 se ejecutaría, a órdenes suyas, la Sala de la Justicia junto al Patio del Yeso, obra realizada con gran maestría en estilo mudéjar.A su muerte ocurrida en 1350, le sucedió su hijo Pedro I, apodado por unos historiadores el Cruel y por otros el Justiciero, que doto al Palacio Mudéjar de una gran suntuosidad, ya que lo mejoro, enriqueciéndolo en unos límites imposibles de imaginar en aquella época. Para llevar a efecto las obras que condujeron a lo antes citado, contrato infinidad de operarios de una calidad artística muy notable que vinieron desde ciudades como Toledo y Granda y que supusieron satisfacer y sobre todo entender lo que Don Pedro quería que hiciese. 

Años más tarde, reinando ya los Reyes Católicos, se llevaron a efecto obras como la construcción de algunos salones en la planta baja del edificio, la ampliación de la primera, la arquería superior, que componen las dos alas de la puerta principal, el retablo de azulejos de la capilla gótica de la planta alta, etc.

Durante el reinado del Emperador Carlos I se completa la primera planta, se labro la galería alta del Patio de Banderas y se construyeron estanques para los jardines, con lo que se hacían más hermosos los mismos. 

Entre los monarcas que más se distinguieron en el enriquecimiento del palacio, se pueden citar a Felipe IV que mando construir el apeadero, la galería del Patio de la Montería y los jardines del estanque o de los Grutescos, e Isabel II, que realizo nuevas restauraciones y sobre todo lo ornamentó y lo amuebló con magnificas piezas de carpintería y bellos tapices.

Con posterioridad a estos y ya en otras épocas no gobernadas por reyes, también se ejecutaron obras de gran importancia al margen de las de conservación, que le han permitido al Alcázar seguir siendo el gran palacio que fue desde su creación, además de mantener integra la personalidad de que fue dotado.

 

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